viernes, 14 de octubre de 2016

AQUELLA VIDA



Aquella maravillosa noche,
aquellos atardeceres infinitos,
aquellas majestuosas mañanas,
que traían a mi ser,
el incontestable perfume de la alegría,
el incuestionable sentir de las palabras.

Las palabras de tu boca infinita
y tus ojos vehementes,
que fijamente jugaban con mi corazón,
inestable pero intenso,
intratable pero impertérrito.

Como pude dejar de ser,
tu primera brisa en la mañana,
como pude dejar escapar el alba,
como pude sentir el frio,
Que dejaste al marcharte,
como renuncie a ti,
cuando todo eran alegrías,
cuando la levedad de tus caricias,
jugaban con mi pecho abierto.

Hoy me pregunto,
donde está la respuesta,
donde está la pregunta,
donde te encuentras,
Cuando ya no queda nada.